sábado, 14 de enero de 2012

El final de la ilusión

Ana Karenina



Generación: 1980-1992
En la grieta del tiempo se han caído mis años, ¡ya casi no soy de este mundo…! Pero tengo incrustada la luz del alba en los ojos y la vida me regala una dosis de energía que tengo que administrar, cada día me alimento de los elixires del sol y les digo a mis alumnos:
Estáis en la edad de oro, el futuro es vuestro, ¡administradlo bien!

La sociedad del bienestar ha creado una fisura tan grande como la que ha devorado mis años; es el pozo sin fondo de las perversiones. En su vientre ha nacido una planta insaciable; el que la toca es consumido al instante, queda aletargado, embrujado, paralizado; como en salmuera y con los labios cosidos. Estos jóvenes la han tocado, la han bebido y se han salvado de su encantamiento de milagro; quizá han quedado un poco confusos, pero se han salvado. Son los hijos de la década de oro, se han hecho adultos y ahora se presentan ante el mundo con un panorama desolado; ellos no son los culpables.
El tiempo consume las voluntades, las ilusiones, los proyectos y las esperanzas. La nueva realidad nos ha puesto a todos en el final de la ilusión; ¡es el inicio de una nueva era! Des de el derrumbe de la las torres gemelas y la Iª guerra de Irak estamos en transito, esperamos cambios fundamentales que acomoden la vida y parece que entramos al paso en una época oscura y sin apoyos para orientarnos: es la antesala de la incertidumbre.
Se trata de una generación amplia, sin perfiles de edad, sin cometidos históricos definidos y sin fronteras que limiten su libertad. Están expectantes ante su futuro y dudan ya que la duda es un acto de sabiduría; se preguntan y titubean. En ocasiones piensan que no hay futuro y quedan desolados, en otras construyen ciudades de ensueño pero saben distinguirlas perfectamente y no se comprometen con ellas.

Se les ha llamado la generación perdida; en cambio es posiblemente que sea la generación más informada que ha dado España jamás. Están prevenidos y formados, son nobles, buenas personas, solidarios y con la mente abierta para experimentar los cambios más asombrosos: Son maduros con aspecto de niños; ¡ya de nada se espantan! En general no tienen demasiados alabeos políticos y están abiertos al devenir con grandes dosis de esperanza.

Se les ha colgado el epíteto de NI-NIs, (ni estudian ni trabajan). En los últimos años es posible que el rendimiento escolar sea bajo; para algunos no es su mayor motivación instruirse… También hay que entenderlo, no es muy alentador estudiar una carrera para vender ropa o trabajar de cajera por 1000 euros al mes. Eso teniendo suerte y poder trabajar.

Color índigo
Ellos mismos se han llamado los niños índigo, un color clave en la interpretación de la autentica sabiduría, la dignidad humana, la creatividad en las cosas asumibles, la independencia moral y política, la serenidad ante los avatares del devenir… Los índigo son aptos para el cambio y muy capaces para transgredir las normas…
El índigo es un color que equilibra la mente; los psiquiatras lo utilizan para ayudar a superar las obsesiones y ahuyentar los miedos e incertidumbres. Es un color muy activo en los lazos de la psique y crea equilibrios en situaciones desequilibradas. Su luminosidad se relaciona con la actividad del cerebro y es un estimulante de la imaginación y afianza la inteligencia intuitiva. El color índigo es sedante y ayuda a calmar las tensiones y el estrés.

El devenir…
 Se da por hecho que será una generación más pobre que lo fueron sus padres. ¡No lo pueden consentir! Son herederos de un futuro incierto, pero también heredan un país con recursos: museos, bibliotecas, carreteras, buenos ferrocarriles, puertos, reservas de agua, tierras de cultivo, un clima inigualable y una tecnología como nunca se llegó a soñar…

¿Será verdad la pérdida de una generación? ¿Vais a consentir que los augurios sombríos tengan razón? ¿Vais a quedar atrapados en las valoraciones que hagan Mutis y Standard & Poor’s…?

Interpelo para que no sea así y pienso: quizá serán más pobres, quizá tendrán otros valores, quizá volverán a cultivar las tierras que sus padres abandonaron… Quizá educarán a sus hijos mejor que lo hicimos nosotros y serán mas felices con un plato de arroz blanco.  Quizá serán calmados  y recuperarán el sosiego para contemplar los dones de la naturaleza y no perderán la vida detrás de un puesto de glamour.
Los jóvenes se han levantado, el 15 M ya es historia y han dicho cosas que son su carta de presentación. Tenemos que confiar en que están más preparados y pueden ser mejores que lo hemos sido nosotros...
El pensamiento rueda al compás que lo hace el mundo y este no deja de moverse a velocidades de vértigo. El tren está en marcha y ellos saben tomar siempre el vagón de cabeza. Es la ley de la vida…

Esta grieta que se abre es la puerta sin retorno, el tiempo que se desliza entre los dedos,  es la rendija del asombro permanente. Como he dicho en ella entran todas las vanidades, se desploman lentamente. Ellos-ellas tienen tiempo, no mucho pero más que nosotros, son fuertes, guapos-as y son como las fértiles primaveras…  

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